20 nov 2010

Megavixens (Up!)



Como decía el póster español: te odiarás a ti mismo si te pierdes esta película. Megavixens (Up!) es una locura total. La suma de todos los despropósitos que Meyer había ido acumulando película a película. Estrenada en 1976, es el clímax creativo de Meyer, que ya no volvería a superar.

Fue escrita por Reinhold Timme, B. Callum y Jim Ryan, pseudónimos de Roger Ebert, Russ Meyer y Anthony-James Ryan respectivamente. Ebert y Meyer también escribieron El valle de los placeres (Beyond the Valley of the Dolls, 1970), de hecho mi linea de diálogo favorita de ésa película se repite en Up!, siendo ambas mis películas favoritas de Meyer.

Supongo que todo aquel aficionado al cine desde una perspectiva más cinéfila le es familiar el nombre de Roger Ebert. En caso contrario os diré que Ebert es un popular crítico y estudioso de cine al que durante años había tenido en buena consideración al haber colaborado en los guiones de estas maravillas, sin embargo me cuesta relacionar a este Ebert con el mismo que acusó en los ochenta a las películas slasher de basura y que todo aquel que las veía seguramente odiaba a las mujeres. Cosa que me ofendió bastante siendo aficionado al slasher como habréis deducido por los varios posts que le he dedicado al género. También sus opiniones en los últimos años se han ido haciendo cada vez más conservadoras. O adultas. ¿El Ebert que escribió estas películas es incapaz de apreciar los méritos de Wolf Creek (Greg Mclean, 2005)? ¿Condena la violencia de Kick-Ass (Matthew Vaughn, 2010) después de participar en películas donde hay decapitaciones y mutilaciones a ritmo de sierra mecánica? ¿Este Ebert no entendió el feminismo subyacente de La violencia del sexo (I Spit on Your Grave aka Day of the Woman, Meir Zarchi, 1978) después de defender las películas de Meyer? En fin, uno de los muchos motivos por los que actualmente ignoro la llamada crítica especializada y ya no leo críticas en revistas o periódicos para decidir que películas están bien o mal para ir a ver. Prefiero fiarme de mis propios instintos, la crítica contemporánea no sirve para nada.

Volviendo a la película, empieza con un letrero en francés que nos advierte que lo que sigue a continuación no es un cuento de hadas. Por si no lo hemos captado, se nos presenta una increíblemente voluptuosa Kitten Natividad que ejercerá las funciones de coro griego, presentando a los diversos personajes y comentando la acción durante la película. De ahí pasamos al inicio de la trama: después de una sesión de sexo masoquista, Adolph Hitler, que ha sobrevivido y vive bajo el nombre de Adolph Schwartz (Edward Schaaf), se relaja dándose un baño de espuma. Sin embargo, una mano misteriosa lanza una piraña a la bañera de Adolph que lo mata. A partir de aquí toda una serie de estrambóticos personajes empezarán a desfilar, relacionándose entre ellos de manera que todo el misterio culminará en un festival gore propio de un cartoon de la Warner.

Como ya empezara a hacer a partir de Supervixens, las escenas de sexo están filmadas de forma exagerada y paródica, de forma que resultan más carcajeantes que erotizantes. Los diálogos se suceden con una rapidez propia de una comedia de Howard Hawks y la trama resulta lo suficientemente delirante para resultar entretenida de principio a fin. Eso sin mencionar la colección de bellezas que desfila por la pantalla.

Como decía, esta película culmina la etapa más surrealista y desenfrenada de Meyer. Su siguiente y última película, Más allá del valle de las Ultravixens (Beneath the Valley of the Ultra-Vixens, 1979), adopta un tono de comedia más sobrio. Cuando digo más sobrio me refiero a que no hay ninguno de los alardes surrealistas y demenciales de la etapa que se inicia en 1968 con Vixen! y culmina con este título. Hay que destacar también que los paisajes que dominan Up! no son los desérticos parajes que aparecen en la mayoría de sus películas, sino que Meyer la sitúa en un ambiente montañoso y boscoso, donde la exuberante naturaleza contrasta con la exuberancia de las actrices. Algo parecido a lo que hace en Vixen!, con la que tiene otro punto de conexión a pesar de formar parte de la trilogía oficial (a pesar del título puesto por los distribuidores): en un momento dado aparece la cama de Vixen reverenciada como un altar al pecado carnal.

En definitiva, un placer en todos los sentidos.

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