16 dic 2016

Segunda oportunidad: Alien vs. Predator


Esta vez toca darle una segunda oportunidad a Alien vs. Predator (AVP: Alien vs. Predator, Paul W. S. Anderson, 2004), película que no he visto entera hasta hace poco, y su secuela.

Siempre he sido muy fan tanto de la saga Predator como de la de Alien, así que obviamente me excité bastante cuando por fin se anunció que se iba a hacer crossover de ambas. Y luego supe que iba a ser calificada para mayores de 13 años en Estados Unidos y que iba a ser dirigida por Paul W. S. Anderson. Automáticamente, toda mi excitación se deshizo más rápido que un gremlin al sol. Porque, aunque Horizonte final (Event Horizon, Paul W. S. Anderson, 1997) me parece un peliculón y la serie Resident Evil me divierte como tontorrona saga de acción, sabía que no era el tipo de director con la ambición y el talento para crear el terror y la acción que este crossover exigiría. Además, el hecho de que la Fox insistiera en hacerla PG-13 me acabó de convencer que la película sería bastante mala. Así que me negué a verla cuando se estrenó en cines.

Unos años más tarde se estrenó Aliens vs. Predator 2 (AVPR: Aliens vs. Predator - Requiem, Colin y Greg Strause, 2007), tampoco fui a verla por el antecedente de la primera entrega. Pero, aquí se ve lo mal que estoy, no podía seguir sin tener todas las películas de Alien y Predator, porque, como me pasa con otras sagas, necesitaba tenerlas todas. Porque sí, aunque no me gustaran. Así que, al cabo de un tiempo, me compré el pack más barato que encontré con ambas películas.

Cuando llegó el pack, decidí darles una oportunidad. Solo vi los primeros 20 minutos de Alien vs. Predator antes de parar el disco y sacarlo del reproductor. Me pareció infumable. Como ya he dicho, no solo el director no tenía la suficiente ambición y el talento para ponerse a la altura de las anteriores películas, el hecho de que fuese PG-13 acababa de castrar la película. Además, no solo no estaba a la altura de las anteriores películas de la saga, tampoco se acercaba a la grandeza de Aliens vs. Predator, la gloriosa primera historia en que se enfrentaban ambas especies, con guion de Randy Stradley y dibujos de Phil Norwood, que en su momento publicó Norma Editorial en una miniserie de cinco números (por solo 225 pesetas cada número, qué tiempos). Aún hoy sigo deseando ver esa historia en la gran pantalla, ya que sin duda es la mejor que he visto/leído y la única que creo se podría ponerse al nivel de las películas clásicas de cada saga.

Poco después, decidí ver Requiem, pero dejando de lado mi pasión por los Xenomorfos y los Yautja. Sencillamente, me enfrentaría a ella como una simple película de serie B. Y, más o menos, funcionó. Supongo que también ayudó el hecho de ver la versión sin censurar. El caso es que me lo pasé bastante bien con Requiem, pero no porque fuera muy buena, sino de la misma manera que me lo pasaría bien con una cutre serie B de las que producía Roger Corman en los 80. De hecho, las historias ambas sagas eran típico material de serie B, pero los presupuestos y, en especial, el talento de cineastas como Ridley Scott, las elevaron a clásicos. Requiem, sin embargo, no elevaba nada a no ser que fuera el nivel de sangre y un asombroso número de fetos devorados por infantes alien.

Así, AVPR no es que me pareciera "buena" por su calidad, pero la podía aceptar como entretenido cine trash, sin tener en cuenta el legado que la precedía.

Pero no pensé hacer lo mismo con AVP, hasta que, recientemente, para prepararme para la nueva entrega, decidí hacer una maratón de Resident Evil. La positiva experiencia me recordó que todavía tenía por ver AVP y decidí darle otra oportunidad, esta vez viendo la versión extendida.

Fue mejor que la anterior ocasión que me puse a verla: ahora la he visto hasta el final. Por desgracia, no me pasó como cuando vi Negra Navidad (Black Christmas, Glen Morgan, 2006) y, de repente, fue como si redescubriera AVP. Por ejemplo, la escena en que nacen los aliens carece del horror visceral que debería provocar esta escena, ya que es imposible hacerlo cuando quieres hacer una película para mayores de 13 años (la versión extendida es sin censurar, pero como desde un principio se planeó como PG-13, no es que sea un gran cambio). Pero se hace más soportable si, como con la secuela, te olvidas de dónde viene y simplemente la ves como una simple película de serie B. En este sentido, es una cinta de acción bastante entretenida, pero poco más. Por fortuna, ninguna de las nuevas entregas de cada franquicia tiene en cuenta la existencia de estas dos películas, así que es más fácil verlas de forma independiente, sin que tengan que entrar en el cánon de ninguna de las dos sagas.




4 comentarios:

Dr. Gonzo dijo...

La primera siempre me ha parecido un entretenimiento sin pretensiones más o menos disfrutable, o como mínimo no tan desastrosa como la suelen pintar.
La secuela, en cambio, sí que me provocó urticaria desde que salí del cine.

Raúl Calvo dijo...

A mí es una de esas veces que la segunda me parece mejor que la primera, teniendo en cuenta que ninguna de las dos es una obra maestra, precisamente.

El Increíble Hombre Estufa dijo...

Sólo llegué a ver la primera parte en el cine y no me acuerdo de mucho, sólo del incansable gusto de los protagonistas por encender bengalas. Alguien debería contarlas todas.

Raúl Calvo dijo...

Más sorprendente es que se gasten tantas bengalas cuando parece que se ve todo perfectamente.